miércoles, 1 de agosto de 2012

Manuel Dias Gomes, Juan Ortega y Luis Miguel Castrillón





MARCO A. HIERRO



Tuvo acometividad el Algarra primero, novillo apretado de carnes, bajo de manos y enmorrillada capa castaña, pero volvio del revés en la capa y soltó la cara en el caballo en severo castigo.

Al público fue el primer brindis, y se agarró al piso el Algarra para protestar con descompuestas embestidas, corto viaje y alguna colada por el pitón derecho que tocó los alamares del vestido. Hubo oficio en la faena del portugués, pero no pasó la línea que se marca en Madrid. Alargó, además, el metraje y el público se impacientó antes de que despenara al animal de buena estocada.

Bajo de alzada, negro de capa y más justo de perfil era el segundo Algarra, corretón y distraido de salida, humillador en el capote y con la calidad justa en la informal embestida. Tuvo sabor el quite por delantales de Ortega, y las suaves verónicas de Castrillón, rematadas con airosa larga.

Larguísimos fueron los doblones genuflexos del inicio para salirse a los medios con el animal, y tuvo temple la tanda diestra que hizo despertar a la plaza a las primeras de cambio. Nobleza y suavidad en la franca embestida; asiento y parsimonia en el toreo largo de Ortega. Más reponedor el animal por el pitón izquierdo, a menos en el final a diestras, y baja la espada para eliminar la posibilidad de premio.

Serio y cuajado el negro y listón tercero, con movilidad y humillación en el percal que manejó con soltura y arrebato Castrillón. Más soso y renuente se mostró en el quite por chicuelinas, deslucido por el escaso ímpetu del animal. Pero luego galopó en banderillas

Brindó a la concurrencia Castrillón y ofreció metros para que cogiera inercias el animal, pero no ralentizó después la chisposa embestida, humillada por el derecho, más descompuesta en el zurdo. Se embarulló más de la cuenta Castrillón y faltó gobierno en el despacho de arrancadas. Quiso ajustar el final con manoletinas en los medios y alli pinchó en el primer encuentro, con buena estocada en segundo intento.

De Yerbabuena fue el cuarto, un toro con remate y trapío sobrados para cualquier plaza. Humilló en el capote, pero no hubo fijeza en la arrancada de distraído final.

Vibró el tendido extranjero con el cambiado inicial, pero no fue ahí, sino en el suave y largo toreo de mano diestra donde lució Gomes, que vio cómo se iba apagando el utrero poco a poco. Destacó el toreo al natural, cuando surgió el ralentí para mezclarlo con la enclasada embestida de corto viaje. Mató con solvencia y escuchó una ovación.

Más suelto de carnes, pero de cara más seria era el negro quinto, que Ortega toreó con la pierna vendada por el puntazo que recibió en el quite al primero. Tuvo poca chispa el animal, escaso motor y corto recorrido, pero nobleza en la embestida y cierta docilidad desclasada para irse detrás del trapo con el pitón cambiado. Terminó defendiéndose el Algarra, después de algún natural de mejor intención que final, pero no fue suficiente para encontrar premio. Máxime cuando se le atragantaron los aceros ante la impaciencia general.

Feo, larguirucho y avacado era el burraco sexto, que pasó sin entrega por delante del percal de Castrillón en el recibo y con la cara más fija en el quite por chicuelinas.

En los medios inició el muleteo, con quietud en los estatuarios y torería en el remate de la firma, con distancia en los quites a diestras y precisión en el trato sin apreturas, despachando una embestida repetidora y boyante con más solvencia que brillo. Bajó el nivel con la zurda y hasta se vio encunado Castrillón al sorprenderlo el animal en un cite. Encoraginado fue el final a pies juntos con la diestra, y voluntad hubo de volcarse en la estocada, que entró al segundo intento para ser despedido entre palmas.

FICHA DEL FESTEJO

Novillos de Luis Algarra, bien presentados, nobles y escasos de espíritu y raza. Y uno de Yerbabuena, cuarto, noble y embestidor, pero carente de fondo.

Manuel Dias Gomes (turquesa y oro): silencio y ovación.

Juan Ortega (grana y oro): ovación y silencio tras aviso.

Luis Miguel Castrillón (grosella y oro): silencio y palmas de despedida.

Publicado en De Toros, Titulares Columna

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