martes, 19 de marzo de 2013

Valor, temple y firmeza con los de Jandilla




La corrida de Jandilla, de impecable presencia, ofreció un gran juego. Todos los toros salvo el más deslucido segundo tuvieron opciones para propiciar el éxito de sus matadores.

Juan José Padilla fue todo corazón y no escatimó un solo esfuerzo durante toda la tarde. Al cuarto le dio hasta seis largas cambiadas de rodillas, banderilleó con pureza, armando literalmente la mundial ante una plaza entregada. El palco se agarró al pinchazo previo a la estocada para no concederle la segunda oreja.

Gran nivel de Miguel Ángel Perera en los dos de su lote, a base de valor, temple y firmeza. Por su parte, Perera le cortó la oreja al sexto pero ya se la había ganado en el tercero, el toro más desabrido del festejo, seguramente el único siesón del encierro. Ni dejó que le pegasen en varas ni el toro puso empeño en la pelea, así que llegó a la muleta a la defensiva, brusco y desganado, justo lo contrario que Perera, que se mostró templado, ambicioso y al ataque, firmes las zapatillas y fe ciega en el poder de su muleta. Le atacó, dejó que le pasase cerca, abusó de su poderío y acabó colgado de un pitón. Asustó al toro que se largó en busca de una tranquilidad que no le daba Perera. En el sexto, un torazo de seiscientos kilos, volvió a brindar al público, volvió a empeñarse y a este que tenía ritmo y clase lo toreó como merecía, con pausa y temple y con las mismas agallas que al primero. Dejó que le lamiese los alamares, puso la emoción que el toro no tenía y lo mató de un estoconazo como al primero. Y ahora, ya sin remedio, le concedieron la oreja.












El Cid, no acabó de levantar el vuelo de sus faenas ante sendos ejemplares que regalaron muchas y buenas embestidas.

Fuente: Plaza de toros de Valencia

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