Antonio Ferrera, tras dar muerte a un muy deslucido primer toro que salía casi siempre con la cara por encima del palillo. Abrevió el extremeño que, tras un pinchazo, dejó una estocada entera y habilidosa. En su segundo toro, tras una actuación breve y sin trascendencia, en la que únicamente destacó una serie por el izquierdo, que tampoco terminó de entusiasmar al respetable.
Miguel Ángel Perera, después de una actuación sin contenido en el tercio, con un toro complicado que embestía a arreones y que no regaló un sólo muletazo con franqueza. En su segundo toro, después de una actuación sin transmisión y, una vez más, ante la presencia del incordioso viento. El toro fue noble y se rajó pronto buscando las tablas. Allí, Perera se pegó un arrimón sin un fin de triunfo.
López Simón, después de una actuación de mucha transmisión para los tendidos debido a una poderosa ligazón y un notable temple del torero madrileño. El toro humilló mucho pidiendo todo en los bajos del 10 y volteó al matador en las bernadinas finales de faena. Entró a matar dos veces tirando la muleta al hocico y queriendo echarse encima del toro. En su segundo toro, tras una actuación insulsa ante un manso sin ningún celo por los engaños, que no se dejó picar y con el que tuvo que abreviar.
Ficha del festejo;
Plaza de toros de Las Ventas.- Madrid.
Feria de San Isidro.
Toros de Puerto de San Lorenzo
Tres cuartos de plaza
Antonio Ferrera, silencio y silencio.
Miguel Ángel Perera, silencio y silencio.
Alberto López Simón, ovación tras aviso y silencio.
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