martes, 6 de noviembre de 2012

Deslucida novillada de Apóstol Santiago aguó la fiesta




 Salvo el primero que tuvo cierta nobleza y el último que embistió en tres series con clase, los novilos deayer tiraron al traste la buena voluntad de los tres novilleros.

Michelito Lagravere aportó buenas maneras y muletazos suaves por el izquierdo a su primero. Michel tiene empaque y gracia pero sus recursos no le bastaron. Su primero, colorado y abecerrado, tomó bien el capote  tras acudir Michel a los medios por él.

A favor del novillo intentó empujarlo para que rompiera a embestir con la muleta. El novillo evidenciaba su falta de raza y era tardo para arrancar. Con cabeza despejada el yucateco aprovechó la nobleza del astado para instrumentar muletazos rematados siempre por debajo de la pala del pitón. Por el  izquierdo calentó al tendido con muletazos cadenciosos y con sello de buen torero.  Pinchó luego para finalmente envasar una estocada contraria. Silencio.

Su segundo, bien presentado, mostró su mansedumbre desde que salió pero se defendió en tablas  haciendo imposible el toreo. Trasteó por la cara Michel que no estuvo certero con el descabello por lo que sonaron los tres avisos. Pitos.

 Juan Leal tiene valor sobrado. Se queda quieto  y tiene condiciones sobradas. Tras ser lidiado con suavidad por

César de Madrid, el francés ejecutó estatuarios a su primero sin que este  acudiera fijo a la muleta, característca que acusarían luego también sus hermanos de camada.  Intentó por el izquierdo pero no encontró posibilidades en ese pozo vacío de casta y bravura que fue su primero. Sin embargo, aguantó en cercanías Leal y se llevó una voltereta.  Mató de pinchazo y estocada desprendida. Ovación y saludos.

Al quinto de la tarde lo recibió de rodillas, a porta gayola, mostrando inequívocas ganas de complacer. No se dejó tampoco el novillo con el capote y Leal lo lidió con soltura dándole las tablas.  Con un cambiado desde los medios inició su faena. Se arrimó el francés e intentó encelar al novillo que salía suelto de cada muletazo, cosa que el público le volvió a agradecer sacándolo a saludar una ovación como ocurriera en su primero.

 Morenito de Canta, tuvo al público de su lado pero no logró consolidarse. Tiene valor  y  temple. Se queda firme y en el sitio donde embisten los toros pero no supo estructurar sus faenas que se perdían entre muletazos de categoría, sobre todo al segundo que embistió despacio por el derecho, y otras series de trámite. Silencio y silencio tras dos avisos.
Baldomero Cáceres Vegas

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